16/08/2024 Reflexión Diaria

Aunque tarde, no puedo dejar de mandaros mi reflexión. Mirad, estoy desbordado de acogida y servicio. De verdad, nunca, después de tantos años, a pensar que pueda ya haber llegado a todo. Nada de eso. Estoy, o mejor dicho, estamos en Salamanca. La acogida es una presencia viva de Dios. Más aún, paseando por el centro de Salamanca en mi silla de ruedas, nos encontramos con dos personas, madre e hija, Teresa y Clara. Habíamos compartido en el Racó la aventura del campamento de los niños de Salamanca. Solo nos faltó llorar. La alegría del encuentro, la alegría de la acogida, la alegría de Dios visible en un intercambio de amor entre todos nosotros. Todos, de verdad, todos, tienen el brillo de los ojos que reflejan la limpieza del corazón y la frescura de los abrazos y besos incontenibles que llenan de amor todos los flecos de nuestro corazón. Aquí estamos, después de haber celebrado las vísperas de esta tarde. No os canséis de acoger. Es la verdadera presencia de Dios en nuestra vida, visible y perfecta. Es así como lo hace Dios con cada uno de nosotros. Y nos invita y nos dice: si queréis verme de verdad, HACED VOSOTROS TAMBIÉN LO MISMO.