martes, 17 de marzo de 2020

ESCUCHA… DESDE EL SILENCIO

En estos días en que nos enclaustramos en el silencio de nuestras casas, es muy importante darnos cuenta y ser conscientes de aquello que oímos y escuchamos. Tenemos el peligro de ser víctimas de nuestro aislamiento, y que nuestro “silencio” se convierta en ansiedad, nerviosismo y superficialidad malsana. Yo os invita a entrar en el blog del Racó, que es como una presencia viva del espíritu de San Francisco en cada uno de vuestros hogares. Os ayudará a escuchar, y, con ello, a encontrar lo que, de verdad, se está anhelando.
Roma-el Vaticano, Jerusalén, Asís, como tantas otras ciudades, son espacios desérticos. Sus grandes plazas, que llevan el sello de ser espacios de acogida, estaban dominadas por los ruidos, murmullos, aglomeraciones; ahora, en su soledad desértica, son música de otro ritmo. Domina el silenciamiento, y, con él, hay otro ritmo y melodía que estaban ahogados por otras realidades que se habían apropiado indebidamente de ellas. Estaban, también, ese ritmo y melodía, existían, querían manifestarse, pero los teníamos olvidados, marginados y condenados a un obligado anonimato.

Se dice que en Asís, ahora, se escucha y se disfruta del murmullo del torrente sito a los pies de las basílicas; se percibe el susurro de los olivos al viento; más aún, se percibe el canto de las aves que evocan la escena de la predicación del santo a las mismas. En esa escena, las aves manifestaban su gozo de estar con el santo, y alargaban sus cuellos, extendían las alas, abrían sus picos ante las palabras que de San Francisco fluían. Ninguna osaba marcharse. El santo, paseándose, las tocaba con su hábito, a lo que ellas respondían con su juego armonioso y sin moverse del sitio; finalmente, el santo les daba la bendición, y con ella, el permiso para que, de nuevo, repueblen los aires con sus juegos y sus trinos. En Asís, se escucha el silencio; en Asís, habla el silenciamiento.
Yo te invito, haz esta prueba. Asís, el Racó, hoy está en tu casa; Asís, eres tú; antes, tu casa está demasiado habitada por inquilinos, puede ser, que no eran los habitantes más deseados; había mucho ruido, siempre tenías cosas que hacer, faltaba tiempo para detenerte un momento, pasaban los días, inmesericordiosamente rápidos. Y pensabas: Ya ha pasado un mes, un año, todo pasa rápido. Y, entre todas las cosas que realizabas, no había conexión, no había armonía; solo había una lista enorme de cosas a realizar que nunca, entre sí, estructuraban una verdadera y agradable polifonía.
Haz silencio, haz silenciamiento. Lo que debes escuchar, está; no lo olvides; pasa, como en Asís, también en tu vida; hay muchas melodías que vienen a tu espíritu, cuando somos capaces de silenciar; y, a veces, las hemos de estrenar, pues no las hemos oído nunca en nuestra vida. Claro, estamos tan ocupados en y con nuestros “okupas”.
Es el momento de escuchar la melodía del perdón; forma parte de esa hermosa polifonía que intenta adentrarse en nuestro espíritu. Reconciliarse con Dios, o, quizá, con aquel hermano que tienes olvidado, marginado o al que nunca has personado. Escucha la melodía del perdón. Es una de las melodías más hermosas de las que puedes disfrutar. El autor es Dios.

Escucha y haz de tu vida un don; lo cual significa: entra en lo profundo del corazón de aquellos con los que convives, y descubre, realmente, todo aquello que les agrada; escúchalo en tu interior; ese vacío que ellos tienen, es misión tuya llenarlo con tu amor generoso. Antes, se estaba tan ocupado, que daba la impresión que los demás eran autosuficientes, y no necesitaban nada de nosotros. Ellos, yo, tú, no podemos subsistir sin la presencia afectiva y efectiva de los hermanos. Esto, los ruidos nos impedían escucharlo.
Y es que los humanos, a veces, somos tan torpes que nos dejamos atrapar, absurdamente, más por nuestros egoísmos e intereses que por la belleza del amor. Escucha: el riachuelo, el susurro de los olivos, el trino de los pájaros, están dentro de ti; solo tienes que poner un poco de atención a tu vida, silenciando lo que solo es ruido y evasión. Y el resultado... ya lo comprobarás tú.
Seguiremos proponiendo nuevas melodías a escuchar. Paz y bien desde el Racó al Racó de tu casa.
                                                   P.Llopis (17/03/2020)

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