En estos días en que nos
enclaustramos en el silencio de nuestras casas, es muy importante
darnos cuenta y ser conscientes de aquello que oímos y escuchamos.
Tenemos el peligro de ser víctimas de nuestro aislamiento, y que
nuestro “silencio” se convierta en ansiedad, nerviosismo y
superficialidad malsana. Yo os invita a entrar en el blog del Racó,
que es como una presencia viva del espíritu de San Francisco en cada
uno de vuestros hogares. Os ayudará a escuchar, y, con ello, a
encontrar lo que, de verdad, se está anhelando.
Roma-el Vaticano, Jerusalén,
Asís, como tantas otras ciudades, son espacios desérticos. Sus
grandes plazas, que llevan el sello de ser espacios de acogida,
estaban dominadas por los ruidos, murmullos, aglomeraciones; ahora,
en su soledad desértica, son música de otro ritmo. Domina el
silenciamiento, y, con él, hay otro ritmo y melodía que estaban
ahogados por otras realidades que se habían apropiado indebidamente
de ellas. Estaban, también, ese ritmo y melodía, existían, querían
manifestarse, pero los teníamos olvidados, marginados y condenados
a un obligado anonimato.
Se dice que en Asís, ahora,
se escucha y se disfruta del murmullo del torrente sito a los pies de
las basílicas; se percibe el susurro de los olivos al viento; más
aún, se percibe el canto de las aves que evocan la escena de la
predicación del santo a las mismas. En esa escena, las aves
manifestaban su gozo de estar con el santo, y alargaban sus cuellos,
extendían las alas, abrían sus picos ante las palabras que de San
Francisco fluían. Ninguna osaba marcharse. El santo, paseándose,
las tocaba con su hábito, a lo que ellas respondían con su juego
armonioso y sin moverse del sitio; finalmente, el santo les daba la
bendición, y con ella, el permiso para que, de nuevo, repueblen los
aires con sus juegos y sus trinos. En Asís, se escucha el silencio;
en Asís, habla el silenciamiento.
Yo te invito, haz esta prueba.
Asís, el Racó, hoy está en tu casa; Asís, eres tú; antes, tu
casa está demasiado habitada por inquilinos, puede ser, que no eran
los habitantes más deseados; había mucho ruido, siempre tenías
cosas que hacer, faltaba tiempo para detenerte un momento, pasaban
los días, inmesericordiosamente rápidos. Y pensabas: Ya ha pasado
un mes, un año, todo pasa rápido. Y, entre todas las cosas que
realizabas, no había conexión, no había armonía; solo había una
lista enorme de cosas a realizar que nunca, entre sí, estructuraban
una verdadera y agradable polifonía.
Haz silencio, haz
silenciamiento. Lo que debes escuchar, está; no lo olvides; pasa,
como en Asís, también en tu vida; hay muchas melodías que vienen a
tu espíritu, cuando somos capaces de silenciar; y, a veces, las
hemos de estrenar, pues no las hemos oído nunca en nuestra vida.
Claro, estamos tan ocupados en y con nuestros “okupas”.
Es el momento de escuchar la
melodía del perdón; forma parte de esa hermosa polifonía que
intenta adentrarse en nuestro espíritu. Reconciliarse con Dios, o,
quizá, con aquel hermano que tienes olvidado, marginado o al que
nunca has personado. Escucha la melodía del perdón. Es una de las
melodías más hermosas de las que puedes disfrutar. El autor es
Dios.
Escucha y haz de tu vida un
don; lo cual significa: entra en lo profundo del corazón de aquellos
con los que convives, y descubre, realmente, todo aquello que les
agrada; escúchalo en tu interior; ese vacío que ellos tienen, es
misión tuya llenarlo con tu amor generoso. Antes, se estaba tan
ocupado, que daba la impresión que los demás eran autosuficientes,
y no necesitaban nada de nosotros. Ellos, yo, tú, no podemos
subsistir sin la presencia afectiva y efectiva de los hermanos. Esto,
los ruidos nos impedían escucharlo.
Y es que los humanos, a veces,
somos tan torpes que nos dejamos atrapar, absurdamente, más por
nuestros egoísmos e intereses que por la belleza del amor. Escucha:
el riachuelo, el susurro de los olivos, el trino de los pájaros,
están dentro de ti; solo tienes que poner un poco de atención a tu
vida, silenciando lo que solo es ruido y evasión. Y el resultado...
ya lo comprobarás tú.
Seguiremos proponiendo nuevas
melodías a escuchar. Paz y bien desde el Racó al Racó de tu casa.
P.Llopis (17/03/2020)
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